1.8.08

Noche rara.

Bueno, ya que parece que mi inspiración no va a volver hasta que vuelva a aparecer una luna plateada que refleje la cara de McGyver, les cuento lo que me paso anoche. (Ojo! es todo verídico!)

Me levanté de mi cómoda cama, prendí todas las luces y comencé a ordenar toda mi habitación. Cuando concluí de hacer esta tarea, que aproximadamente me llevó 1 hora, apagué todas las luces y volví a dormir.
A la mañana siguiente me levanté, con este recuerdo en mi cabeza, sin estar seguro si todo había sido un sueño o de verdad necesitaba una visita al psiquiatra, fui a descargar mi meada matutina y terrible fue mi sorpresa cuando encontré escrito en el espejo del baño la siguiente frase "A la grande le puse cuca" escrita con indicios de lo que parecía ser caca de caracol, la cual degusté con mucha ansiedad al pensar que eran rastros del dulce de leche que me había terminado hacía 2 días atrás.
Comprobada mi hipótesis de que soy un sonambulandante, salí a la calle, saludé a la anciana que vive al frente de mi casa. La muy dulce me saludó con su infaltable chancleta en la mano. Me fui a tocar por aproximadamente 6 horas, y cuando volví a mi casa se volvió a repetir toda la experiencia anteriormente relatada. Tal vez he caído en un agujero en el orden tiempo-espacial, en el que todos los sucesos se continúan repitiendo por siempre y siempre, hasta que alguien pronuncie "Tomate, tomate, tomate" 4 veces frente a un espejo a 5 metros de distancia de la escuela espacial de aviones voladoras que vuelan volando.
Finalizado mi ritual árabe-índigo, absorbí toda la melanina de la atmósfera y me fui a dormir en la choza de mi gran amigo de Hungría. Bill Puertas.

Bueno gente, así fue como descubrí que los negros de mierda que viven en frente tienen una tortuga igual que yo, y a la noche se escapan y se van de joda con el auto. A la mañana regresan, sacan la ropa afuera para que se ventile y se valla el olor a pucho y meten el auto por la ventana para no levantar sospechas.

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